Protocolo de cartagena
El primer acuerdo internacional que rige la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados por medio de la biotecnología moderna. Se espera que el tratado fomente el uso seguro de transgénicos, tema que despierta una encendida polémica global, liderada por Estados Unidos y Europa. El tratado busca un comercio internacional de transgénicos mas transparente, a través de medidas de seguridad acordes con las necesidades de consumidores, industriales y en particular con el medio ambiente.
La bioseguridad es un instrumento internacional que regula los organismos vivos modificados, producto de la biotecnología moderna, su nombre completo es protocolo de Cartagena de seguridad. El protocolo reconoce las potencialidades de la biotecnología para el desarrollo y el bienestar humano, que reafirma que esos beneficios dependen de una adecuada seguridad para prevenir daños en el medio ambiente y de la salud humana
El Protocolo de Cartagena, que en vigor el 11 de septiembre del 2003, fue el primer acuerdo internacional que establece la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados a través de la biotecnología moderna, es decir, regula los riesgos que implican los organismos transgénicos.
La finalidad del Protocolo de Cartagena es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global.
México forma parte de dicho protocolo junto con otros 151 países miembros y tiene como objetivo regular el movimiento transfronterizo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Desafortunadamente, no ha habido un avance sustancial en materia de bioseguridad: La siembra de transgénicos es ilegal en México, en base a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) que está vigente.
Otros de los puntos de dicho acuerdo esta en definir el régimen de responsabilidad y compensación.
Uno de los obstáculos es que las compañías de biotecnología no están dispuestas a ceder y a verse sometidas a un régimen de responsabilidad, para proteger a quienes sean afectados por los OGM´s. Como pasa en muchas cosas en México, nadie se quiere hacer responsable de sus actos.
El objetivo es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global, según explica una guía sobre el protocolo ofrecida por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).
El proceso de conciliar intereses legítimos del comercio, la bioseguridad y otros no ha resultado fácil. Existe una agria disputa entre quienes ven en la biotecnología el camino hacia la seguridad alimentaria, y aquellos que aducen razones éticas, ambientales, sociales y de salud al intentar poner un coto a la biotecnología moderna.